top of page

HISTORIA DEL CONEJO QUE SALTABA EN UNA PATA

Todos saben que los conejos dan saltitos no muy largos ni muy cortitos pero con sus dos patas traseras, que por eso mismo, son más largas que las delanteras.

Pues había un conejo que era un poco rebelde y porfiado, quería saltar usando una sola pata y por eso se caía en todos lados.

La mamá coneja lo acusó al papá, diciéndole:

-Mira que vas a hacer con este conejo mal criado, que por tratar de saltar en una pata se cae y llega a casa sucio de tierra, todo empolvado.

Los conejos hablan entre ellos así, un poco raro, por eso el papá conejo le contestó:

-Yo nunca lo he visto a él, andar sucio y empolvado, pero si tú dices que es un conejito mal criado, porque salta en una pata y se ha tropezado, déjame preguntarle para saber qué ha pasado.

El Conejo que nada sabía de estos comentarios, mientras comía pasto y tréboles, seguía sus saltitos practicando: primero con la pata izquierda, luego con la pata derecha, después con las dos patitas, un salto para adelante, después para atrás, uno para un lado y después para el otro lado, también un salto largo, después uno cortito, luego un salto alto y otro pequeñito.

Los otros animales que viven en el bosque y que de repente pasando por ahí veían al conejo, lo encontraban raro y preguntaban:

-¿Alguien ha visto a ese conejo que anda por ahí saltando?, parece que se ha accidentado, debe tener una pata coja o alguna araña lo ha picado.

A oídos del papá conejo llegaron estos comentarios y no saliendo de su asombro decidió interrogarlo, diciendo:

-Dicen por ahí que algún bicho te ha picado, porque te pasas todo el día saltando en una pata y tu madre piensa que eres un conejo mal criado que llegas a casa sucio y embarrado.

Pero todo en la vida tiene una explicación y lo que le pasaba al conejo era que había visto televisión, una tarde que a escondidas a una granja se metió. En el programa estaban dando un espectáculo de bailarines,  lo que le causó una fuerte impresión alejándose con la idea de que cuando él fuera grande le gustaría dedicarse al baile.

Cuando el papá conejo, a la mamá coneja esto le contó, fue para ellos una gran preocupación porque no hay conejos bailarines y su conejo estaba en un error. Sin embargo el conejo, no quiso oír tales consejos y siguió adelante practicando el baile.

Hasta que un día por todo el sector donde ellos vivían se anunció que la temporada de casería iba a entrar en acción.  Los cazadores con sus rifles y sus perros hicieron su aparición, persiguiendo a los conejos por todo rincón.

Daba pena ver como corrían y los perseguían, pero por suerte los conejos saben bien donde esconderse.

Sólo que el conejo no tuvo tanta suerte y pronto se encontró rodeado por los perros y cazadores con sus escopetas apuntándole.

Los cazadores dijeron:

-¡Miren! Aquí pillamos a un conejo, ¿quién va a ser el primero en dispararle?

 Y uno que no quiso aguantarse fue el primero que disparó. El conejo que vio la bala, saltando levantó una pata y la esquivó, entonces disparó otro y el conejo levantó la otra pata y la bala pasó. Se pusieron todos a dispararle y el conejo se lució haciendo su mejor baile. Saltaba para adelante, saltaba para atrás, saltaba para un lado y para el otro costado, saltaba bien alto y también largo, saltaba cortito y también chiquitito y a todas las balas las eludió.

Asombrados los cazadores llamaron a los perros, entonces el conejo en un último esfuerzo lanzándose al suelo se hizo el muerto.

 

 

Los cazadores dijeron a los perros:

-¡Ah! Déjenlo ya, que debe estar muerto y con tantas balas en el cuerpo, que no nos sirve para nada. Lástima que era el único conejo que hayamos y ya se acabó la temporada.

Los demás conejos que desde sus madrigueras habían visto y también los que no habían visto pero sí oído y aquellos que por otros medios se enteraron de cómo tan extraordinariamente el conejo de los cazadores se había salvado, salieron  a  saludarlo y haciendo -¡Hurras! por el conejo, por todo el bosque en andas lo transportaron.


El conejo que saltaba en una pata nunca llegó a ser bailarín, porque los conejos no bailan, pero todos siempre se acuerdan que por haberlo intentado y practicado, se volvió el conejo más famoso y festejado.

 

 

                                                                                                   FIN

 

 

 

 

bottom of page